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Mostrando entradas de junio, 2020

José Guillermo Guillén Martínez. Recuerdos

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Corría el año de 1953, cuando vio la luz primera el niño que por nombre le pusieron José Guillermo de apellidos Guillén Martínez.          Mi infancia se desarrolló en el pueblo de Comitán de Domínguez, Chiapas, entre juegos y travesuras, junto con mis seis hermanos, todos hombres; mis primos y decenas de niños traviesos de la cuadra, donde hacíamos de las nuestras y juntábamos varios equipos retadores para jugar futbol, ya que en ese entonces en las calles no transitaban muchos coches. Los vecinos nos tenían miedo pues éramos tremendos todos juntos, quebrando vidrios y manchando fachadas con las pelotas llenas de lodo. Nuestra calle era empedrada y no tenía asfalto en ese tiempo; y, cuando llovía, ya se pueden imaginar cómo terminábamos todos los niños traviesos que allí jugábamos .       Nuestra principal diversión era brincarnos a los traspatios a robarnos las frutas de temporada y de donde los verdaderos dueños nos echaban a los perros y nosotros felices pues todos los perritos

José Manuel Mandujano Gordillo. El Seminario o cómo salir de la casa paterna

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Cuatro sucesos, entre otros, han sido determinantes en mi vida: Salir de la casa paterna para ingresar al seminario, salir de Chiapas (ambos a edad temprana), vivir en la capital del país y tener el oficio del periodismo. Como efecto de ellos: a) Aprendí a valerme por mí mismo. b) Intuí que podía conocer mundos y pensar más allá de las circunstancias locales. c) Adquirí amplitud de criterio y libertad de pensamiento. d) Conocí (conozco) lo que oculta lo evidente; analizo los hechos y las personas. E sos cuatro sucesos, además, me han diferenciado. INGRESO AL SEMINARIO Desde chico, con once años, me gustaba ir a la iglesia como acólito y como ayudante del sacristán. Era fácil tener el permiso para ausentarme de casa; sin gran negociación, podía estar fuera desde las seis de la mañana y hasta las ocho de la noche. Tampoco debía rendir cuentas. Se notaba la transparencia de mi proceder en mis ojos; esto es, nada de ponerlo de pretexto para irme de pinta. Esas situaciones quis